Los profesionales que trabajamos con personas, no podemos dejar de pensar nuestras intervenciones con pacientes, padres, docentes.
Se trata de pensar con otros. Cuestionarnos, evaluar nuestra tarea, revisar nuestras prácticas para mejorarlas y redireccionarlas si fuese necesario.
Dar cuenta de nuestro propio proceso en la clínica. Repensar nuestros avances, nuestros retrocesos, nuestros fracasos y también los éxitos.